Por qué el viento y el sol ya no se llevan bien

hace 6 horas

Por qué el viento y el sol ya no se llevan bien

Te dijeron que el viento y el sol serían el dúo perfecto… pero la realidad pinta muy diferente.

Lo que parecía una alianza energética imparable se está convirtiendo, silenciosamente, en una batalla de egos renovables.

Algo cambió en los últimos años.

Y no, no es solo una cuestión de clima.

Hoy, el viento y el sol ya no trabajan tan bien juntos como antes… y la razón podría hacer temblar el futuro de las energías limpias.

El mito de la gran amistad energética

Durante años nos vendieron la narrativa perfecta: energía solar durante el día, energía eólica por la noche.

Un matrimonio bien coordinado.

Una cobertura energética que se reparte las 24 horas sin emisiones.

Pero la transición energética es mucho más compleja que una historia de amor perfecta.

Los problemas empezaron cuando ambos recursos comenzaron a competir por el mismo espacio… y por los mismos recursos.

¿El resultado? Un escenario caótico donde el crecimiento desbalanceado podría frenar el avance de las renovables.

¿Qué rompió la relación?

El primer gran conflicto apareció justo donde parecía imposible: en el sistema eléctrico mismo.

Tanto la solar como la eólica tienen lo que se llama generación intermitente.

Esto significa que a veces hay tanto excedente como si faltara producción.

Y ahí está el problema.

Cuando hay mucha producción solar en pleno mediodía y también sopla el viento con fuerza, el sistema colapsa de energía y no hay quien la consuma toda.

Los precios caen.

Las plantas deben parar su producción.

Y lo peor: se desperdicia energía limpia.

El efecto boomerang de tanta energía limpia

Lo que debería ser una bendición, se ha vuelto un dolor de cabeza técnico y económico.

En lugares como California, Australia o incluso España, hay días en que hay que apagar centrales solares o detener turbinas eólicas porque la red no da abasto.

Lo llaman “desperdicio renovable”.

¿Y por qué no se almacena esa energía?

Porque aún no hay suficientes baterías o infraestructuras de almacenamiento para absorber esos picos de producción.

Cada megavatio que se pierde es dinero… pero también es una oportunidad ambiental desperdiciada.

Una batalla sin mediador: ¿quién se queda con la red?

Ambas tecnologías quieren lo mismo: entrar en la red eléctrica y ser prioridad.

Pero la red tiene límites.

Cuando miles de instalaciones eólicas y solares alimentan la red al mismo tiempo, no hay espacio para todos.

Los operadores eligen a cuáles dar acceso y a cuáles desconectar.

Y aquí es donde entran los cuchillos.

En algunos países, las plantas eólicas están denunciando trato desigual frente a la solar.

Y viceversa.

El sistema actual no fue diseñado para esta explosión de energías limpias.

Los códigos eléctricos necesitan una reforma urgente.

Sin reglas claras, viento y sol seguirán atacándose por debajo de la mesa.

La trampa del precio cero

Hay días en que tanto viento como sol producen tanta energía que el precio en el mercado es… cero.

O incluso negativo.

Sí, así es.

Productores de renovables deben pagar para que les acepten la energía.

Y cuando eso pasa, las tensiones aumentan.

¿Por qué?

Porque las grandes plantas, especialmente las solares de nueva construcción, tienen contratos de precio fijo más ventajosos.

Los antiguos parques eólicos quedan rezagados en estos escenarios.

Los datos no mienten: el desencuentro está en cifras

Solo en 2023, Alemania perdió más de 6 TWh de energía solar y eólica combinada porque no pudo absorberla.

Eso equivale al consumo anual de más de 2 millones de hogares.

En Australia, el fenómeno del curtailment (interrupción) afectó al 14% de la producción solar en algunas regiones.

Y en España, los precios negativos se han vuelto cada vez más frecuentes en las horas centrales del día, cuando coinciden la energía solar excesiva y las ráfagas de viento.

El mercado eléctrico necesita una reinvención urgente si queremos seguir creciendo en renovables sin canibalizarlas entre sí.

No es amor, es geografía

Otro problema que separa al viento del sol es su localización desigual.

Las mejores zonas para solar no siempre coinciden con las mejores para eólica.

Esto obliga a construir redes de transmisión carísimas que muchos gobiernos no quieren financiar.

Resultado: proyectos paralizados, conexiones negadas y conflictos territoriales.

Un parque eólico pelea por el mismo punto de conexión que una planta solar.

Uno gana, el otro pierde.

¿Y las comunidades locales?

Con frecuencia, comunidades rechazan proyectos por su impacto visual o ambiental.

Prefieren solares por ser más discretas.

Pero en regiones ventosas, las eólicas se imponen por necesidad de capturar ese recurso.

¿El problema? Nadie quiere ceder terreno al otro.

Se necesita planificación territorial que equilibre intereses si no queremos una guerra entre energías verdes.

¿Hay solución a este divorcio energético?

Aunque la relación entre viento y sol se tambalea, aún hay esperanza.

La clave está en tres grandes transformaciones:

  1. Reforma urgente del sistema eléctrico para permitir mayor flexibilidad y almacenamiento.
  2. Inversión masiva en baterías, hidrógeno verde y otras tecnologías de almacenamiento distribuido.
  3. Planificación conjunta de proyectos solares y eólicos que compartan red, territorio y costos.

Además, urge revisar los modelos de subasta y tarifas.

Actualmente, premian la competencia feroz entre tecnologías que deberían colaborar.

Si una planta solar es más barata que una eólica, se lleva el contrato… aunque ambas podrían aportar valor a diferentes horas.

Ejemplos que inspiran

En Dinamarca, ya se desarrollan parques híbridos con solar, eólica y almacenamiento conjunto.

Todo en la misma ubicación.

Comparten red, terreno y se compensan cuando uno no produce.

Así se reduce el conflicto y se optimiza la eficiencia.

Chile y Portugal siguen también ese camino.

Pero aún son casos aislados.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

¿Por qué se pierde energía eólica o solar?

Principalmente por falta de almacenamiento y limitaciones en la red eléctrica actual.

¿Las energías renovables compiten entre sí?

Sí, especialmente por espacio en la red y por contratos de energía que solo pueden otorgarse a uno u otro.

¿El almacenamiento solucionaría el problema?

En gran parte sí, pero aún es costoso y no suficientemente desplegado a gran escala.

¿Qué países están liderando la integración solar-eólica?

Dinamarca, Australia, Alemania y Chile han comenzado a trabajar en modelos híbridos, aunque aún son pocos.

¿La competencia entre renovables afecta al consumidor?

Sí, porque si se pierde energía, se pierde eficiencia, y eso afecta todo el sistema incluyendo precios.

Además, sin planificación, se encarecen los proyectos futuros y se reduce la confianza en el sistema.

¿Paradoja, no?

Un recurso extra que pocos comentan…

¿Sabías que muchísimos conflictos internos entre solar y eólica ni siquiera están en los titulares?

En los despachos de tramitación de proyectos, la guerra es silenciosa pero feroz.

Hay productoras con abogados especializados únicamente en bloquear permisos de competidores.

Y lo más irónico: ambos luchan por ser la imagen de la revolución verde.

Pero si no colaboran, esa revolución puede terminar siendo otro fracaso del sistema energético.

El futuro necesita menos competencia mezquina y más integración inteligente.

Porque si el viento y el sol siguen peleando, pierde el planeta.

Y también nosotros.

En resumen, lo que parecía una pareja energética perfecta hoy tambalea por culpa de un sistema obsoleto y decisiones mal coordinadas.

La revolución verde necesita más que tecnologías limpias: necesita colaboración real, visión de futuro y mucho menos ego.

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