Naturaleza salvaje en el Parque Natural de Somiedo

hace 1 mes

Naturaleza salvaje en el Parque Natural de Somiedo

Exuberante, remoto y lleno de vida, así es el impresionante Parque Natural de Somiedo, un auténtico santuario de naturaleza salvaje en pleno corazón de Asturias.

Ubicado en la Cordillera Cantábrica, este parque es uno de los mayores refugios de biodiversidad en el norte de España.

Declarado Parque Natural en 1988 y Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2000, Somiedo es sinónimo de conservación ecológica y respeto por el mundo natural.

Índice
  1. Un paraíso para la fauna salvaje
  2. La flora que esculpe el paisaje
  3. Paisajes que cuentan historias
  4. Vestigios humanos en armonía con la naturaleza
  5. Una historia real de conexión con la fauna
  6. Preguntas frecuentes sobre el Parque Natural de Somiedo

Un paraíso para la fauna salvaje

Uno de los grandes atractivos de Somiedo es su protagonista indiscutible: el oso pardo cantábrico.

Este majestuoso mamífero ha encontrado en este parque uno de sus últimos bastiones en la península ibérica.

Gracias a los esfuerzos de conservación, su población ha ido creciendo de forma lenta pero constante.

Ver uno en libertad sigue siendo un reto, pero no imposible si se visita en las estaciones adecuadas y con guía especializada.

Además del oso, el parque alberga una de las poblaciones más importantes de urogallos del norte de España.

Estas aves se caracterizan por su plumaje impresionante y un comportamiento muy peculiar durante la época de celo.

Otros habitantes salvajes que puedes encontrar

  • Lobos ibéricos: escurridizos, pero muy influyentes en el equilibrio ecológico del parque.
  • Rebecos cantábricos: ágiles y seguros en escarpadas pendientes rocosas.
  • Ciervos y corzos: visibles al amanecer o al atardecer entre claros del bosque.
  • Águilas reales y alimoches: dominan los cielos montañosos.
  • Más de 100 especies de aves, muchas de interés para ornitólogos y amantes del avistamiento.

La variedad de fauna convierte al Somiedo en un auténtico laboratorio de observación natural en estado puro.

La flora que esculpe el paisaje

No solo los animales hacen de este lugar algo singular.

La diversidad vegetal del Parque Natural de Somiedo es impresionante debido a su contraste de altitudes y orientaciones.

Podemos pasar en pocos kilómetros de bosques frondosos de robles y hayas a praderas de alta montaña.

En las zonas más húmedas y sombrías se desarrollan musgos, helechos y líquenes que tapizan cada rincón con un verde profundo.

En primavera, las flores silvestres añaden cromatismo a los valles glaciares: narcisos, anémonas, lirios, y variedades endémicas.

Algunas especies vegetales crecen exclusivamente aquí, como ciertas orquídeas o variedades relictas de épocas preglaciares.

Los paisajes definidos por sus bosques

  • Hayedos centenarios que mudan de color con las estaciones.
  • Robledales que ofrecen sombra y alimento a gran parte de la fauna.
  • Abedules que se distinguen por su corteza blanca entre los arbustos de montaña.

Este riquísimo mosaico vegetal explica la gran diversidad de vida que encuentra refugio dentro de los límites del parque.

Paisajes que cuentan historias

El Parque de Somiedo es también una lección geológica viviente.

Su relieve abrupto es consecuencia de procesos glaciares de la última era del hielo.

Testimonio de ello son los circos glaciares, morrenas y lagos de altura como el famoso Lago del Valle.

Este lago, de origen glaciar y aguas limpias, es uno de los más representativos de la cordillera Cantábrica.

Rodeado de montañas y pequeños bosques, es el lugar perfecto para conectar con el silencio de la naturaleza.

Otras zonas escénicas del parque

  1. Valle de Saliencia y sus lagos: un recorrido imprescindible por paisajes de cuento.
  2. Valle de Somiedo en sí mismo: con aldeas, bosques y relieves armoniosamente conservados.
  3. Puerto de Somiedo: ideal para panorámicas y observación de aves rapaces.

Las rutas de senderismo son múltiples y adecuadas para todos los niveles.

Desde paseos familiares hasta travesías exigentes, cada una ofrece algo único.

Vestigios humanos en armonía con la naturaleza

En el corazón del parque sobreviven formas de vida tradicionales que apenas han cambiado con el tiempo.

El pastoreo extensivo de montaña, la arquitectura en piedra y pizarra, y las cabañas de teito son huellas humanas integradas con respeto en el entorno.

Las cabañas de teito, techadas con escoba o centeno, son un elemento etnográfico distintivo exclusivo de esta zona.

Hoy en día muchas se usan como refugios para el ganado o se han rehabilitado como museos rurales.

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Las brañas de verano, donde los pastores llevaban a pastar al ganado en altura, aún se utilizan siguiendo costumbres ancestrales.

Esta convivencia entre el hombre y la naturaleza ha permitido mantener un equilibrio respetuoso durante siglos.

Una visita con sentido ético

Visitar el parque implica asumir un compromiso con la conservación.

Los visitantes deben mantenerse en los senderos marcados, no recolectar flora ni molestar a la fauna.

Además, existen centros de interpretación como el de Pola de Somiedo donde se puede aprender antes de explorar.

Una historia real de conexión con la fauna

María, bióloga de campo, cuenta que en uno de sus seguimientos con cámaras trampa, logró captar por primera vez una hembra de oso con dos crías.

Fue al amanecer, en un claro cercano al Lago del Valle, después de semanas supervisando distintos puntos del parque.

Ese hallazgo contribuyó a actualizar con datos fidedignos el censo de población de osos y ayudó a reforzar medidas de protección donde más falta hacían.

Lo más sobrecogedor, según María, fue ver cómo esos instantes efímeros capturados en vídeo fueron luego usados en charlas escolares para sensibilizar desde la infancia.

Así, el Parque de Somiedo no es solo un espacio natural protegido, sino también un escenario de conexión emocional, educativa y científica.

Muchos investigadores, fotógrafos y turistas relatan experiencias similares: haber sentido en este entorno algo más que admiración.

Una profunda gratitud hacia un fragmento de naturaleza aún intacto.

Cuando el ser humano se convierte en observador silencioso, Somiedo nos revela maravillas que solo emergen con paciencia y respeto.

Como cuando un visitante logra distinguir entre la maleza a un urogallo cantar su ritual de cortejo al amanecer.

Como cuando una familia de rebecos salta entre rocas nevadas sin percatarse de la mirada humana asombrada desde un mirador lejano.

Preguntas frecuentes sobre el Parque Natural de Somiedo

¿Cuándo es la mejor época para visitar el parque?

Primavera y principios de otoño son las estaciones ideales.

Desde abril hasta junio, la flora se muestra en todo su esplendor y hay más posibilidad de observar fauna activa.

En septiembre, los colores otoñales transforman el paisaje y comienza la berrea del ciervo.

¿Se puede hacer turismo responsable en Somiedo?

Sí, existen agencias locales que ofrecen excursiones interpretativas, rutas guiadas y actividades de ecoturismo.

Estas opciones fomentan el respeto ambiental y el desarrollo sostenible de las comunidades del entorno.

¿Hay refugios o alojamientos dentro del parque?

En diferentes aldeas como Valle de Lago o Saliencia hay ofertas de turismo rural adaptado al entorno.

Algunos alojamientos incluso colaboran con proyectos de conservación y educación ambiental.

¿Qué normas debo tener en cuenta durante la visita?

  • No salirse de los senderos señalizados.
  • Evitar el uso de drones o ruidos fuertes que perturben a los animales.
  • No recoger flora ni dejar residuos.
  • Respetar la ganadería extensiva local y cerrar portillas tras pasar.

El respeto por el medio natural es parte esencial de la experiencia en Somiedo.

Solo así se puede disfrutar este tesoro sin comprometerlo para futuras generaciones.

En definitiva, el Parque Natural de Somiedo es mucho más que un enclave natural protegido.

Es un delicado equilibrio entre vida salvaje, paisaje y sabiduría ancestral.

Caminar por sus sendas no solo enseña sobre ecología, sino sobre humildad y armonía en la relación con la Tierra.

Y eso lo convierte en uno de los destinos más valiosos para quienes buscan una experiencia auténtica en la naturaleza española.

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