¿Puede un oso polar nadar entre icebergs durante días?
hace 2 semanas · Actualizado hace 2 semanas

Los majestuosos osos polares son un símbolo imponente del Ártico y una especie clave para entender el impacto del cambio climático.
Una de las preguntas más fascinantes sobre esta criatura ártica es si realmente puede nadar durante días seguidos entre los icebergs.
La respuesta no solo es sorprendente, sino también esencial para comprender cómo adaptan su comportamiento a un entorno en transformación.
- ¿Por qué los osos polares dependen del hielo y el mar?
- ¿Cuánto tiempo puede nadar un oso polar?
- Los riesgos de nadar largas distancias
- ¿Qué implicaciones tiene todo esto para el medioambiente?
- Adaptaciones físicas que hacen posible el nado prolongado
- Preguntas frecuentes sobre los osos polares y su capacidad de nado
¿Por qué los osos polares dependen del hielo y el mar?
Los osos polares (Ursus maritimus) son considerados mamíferos marinos, a pesar de su apariencia terrestre.
Están perfectamente adaptados al ambiente helado del Ártico y dependen en gran medida del hielo para sobrevivir.
Su dieta se basa casi exclusivamente en focas, a las que cazan desde las plataformas de hielo flotantes.
Sin estas superficies, su acceso al alimento se complica gravemente.
Por eso, cuando estos bloques se derriten o se fragmentan por el calentamiento global, los osos deben desplazarse mayores distancias en el agua helada para sobrevivir.
¿Cuánto tiempo puede nadar un oso polar?
Los osos polares son nadadores excepcionales, capaces de resistir en el agua gélida del Ártico durante tiempos asombrosos.
Gracias a su capa gruesa de grasa corporal e impermeabilidad del pelaje, pueden conservar el calor aun en las condiciones más adversas.
Existen registros de oseznos que han nadado junto a sus madres durante más de 12 horas seguidas.
Sin embargo, casos más extremos revelan capacidades incluso más impresionantes.
Ejemplos documentados de nados prolongados
En 2011, un estudio dirigido por el Servicio Geológico de Estados Unidos colocó collares GPS a varios osos polares para rastrear sus movimientos.
Uno de los casos más impactantes fue el de una osa hembra que nadó más de 687 kilómetros en nueve días consecutivos sin detenerse a descansar en tierra o hielo.
Durante este periodo, perdió a su cachorro que la acompañaba y su masa corporal disminuyó un 22%, lo cual destaca los extremos a los que estos animales se ven forzados.
Es decir, sí: un oso polar puede nadar entre icebergs durante días, pero esto representa un esfuerzo extremo que puede tener consecuencias mortales, sobre todo para las crías.
Los riesgos de nadar largas distancias
La creciente pérdida del hielo marino está provocando que los osos tengan que nadar mayores distancias para encontrar alimento y descansar.
Antes, podían desplazarse de bloque en bloque; ahora, hay tramos de mar abierto cada vez más largos.
Esto implica varios riesgos fundamentales:
- Desgaste físico.
- Hipotermia en crías.
- Dificultades para cazar entre desplazamientos.
- Desorientación por falta de referencias visuales estables.
Además de las implicaciones para su salud individual, estos factores repercuten en la viabilidad de la especie en el largo plazo.
Los oseznos, en particular, son especialmente vulnerables, ya que su grasa corporal es menor y su capacidad de resistencia limitada.
¿Qué están revelando los científicos?
Expertos del World Wildlife Fund (WWF) y otras organizaciones han registrado un aumento en los casos de nado prolongado desde los años 2000.
Muchos de estos registros están conectados con la reducción drástica del hielo de verano en zonas como el mar de Beaufort.
Estas observaciones no solo narran la historia de una especie, sino que sirven como un indicador directo de la alteración del ecosistema ártico.
¿Qué implicaciones tiene todo esto para el medioambiente?
Más allá del comportamiento individual, la capacidad de nadar durante días refleja cómo los osos están adaptándose —con dificultad— a un entorno que cambia demasiado rápido.

El deshielo ártico no afecta únicamente a esta especie.
Representa el colapso de una cadena alimenticia completa, lo cual repercute sobre otras especies como morsas, focas, peces, aves y plancton.
Además, la pérdida del hielo perenne contribuye al aumento del nivel del mar global, afectando indirectamente a millones de personas en zonas costeras.
Los osos, por tanto, son lo que algunos científicos llaman una “especie paraguas”: protegerlos y entenderlos implica proteger a todo su ecosistema.
Datos impactantes sobre el hielo del Ártico
La siguiente lista ofrece una idea clara de la magnitud del problema:
- Desde 1979, el hielo marino de verano en el Ártico ha disminuido en más del 40%.
- Se han registrado 15 de los veranos más cálidos en los últimos 20 años.
- La temperatura del Ártico está aumentando el doble de rápido que el promedio global.
Estos datos explican por qué los nados extremos de los osos ya no son una excepción, sino una realidad cada vez más común.
Adaptaciones físicas que hacen posible el nado prolongado
Los osos polares poseen una serie de adaptaciones evolutivas que les permiten resistir condiciones tan extremas.
Entre estas características encontramos:
- Patagios interdigitales grandes entre los dedos que actúan como remos.
- Una gruesa capa de grasa subcutánea que retiene el calor corporal.
- Dientes afilados para atrapar focas incluso en el agua.
- Un olfato altamente desarrollado capaz de detectar presas a kilómetros de distancia, incluso en el mar.
Todas estas cualidades les convierten en verdaderos atletas polares adaptados al océano helado.
Un ejemplo revelador desde Svalbard
En la región noruega de Svalbard, un grupo de investigadores del Instituto Polar Noruego documentó el caso de una madre osa y su cría nadando entre bloques de hielo por más de 80 km en dos días.
Cuando finalmente lograron un breve descanso sobre un témpano, ambos estaban exhaustos y notablemente más delgados.
Pero fue la mirada de la osezna lo que más impactó al equipo: una mezcla entre fatiga y persistencia.
Los científicos tuvieron que observar desde lejos, documentando y registrando el evento sin intervenir, pues sus normas éticas impiden interferir.
Este tipo de episodios se están volviendo más frecuentes, dando pie a estudios cuyos resultados son alarmantes: la supervivencia de la especie está en juego.
Preguntas frecuentes sobre los osos polares y su capacidad de nado
¿Los osos polares prefieren nadar o caminar?
Prefieren caminar sobre el hielo, ya que el nado constante gasta mucha energía y pone en riesgo su supervivencia.
¿A qué velocidad nada un oso polar?
Su velocidad promedio es de 6 a 10 km/h, gracias al movimiento de sus patas delanteras mientras mantienen traseras quietas.
¿El agua fría no representa un peligro para ellos?
No de inmediato, gracias a su grasa corporal, pero nadar por días aumenta el riesgo de hipotermia, especialmente en crías.
¿Qué pasa si no encuentran hielo durante mucho tiempo?
Muchos mueren por agotamiento o hambre, y las tasas de reproducción disminuyen enormemente.
¿Pueden los esfuerzos humanos ayudar a los osos polares?
Sí, reducir las emisiones de carbono, proteger hábitats y apoyar políticas internacionales de conservación puede hacer la diferencia.
También es clave fomentar la divulgación y la conciencia sobre los impactos del cambio climático en estas especies vulnerables.
Fotografías de satélite, drones y collares GPS están ayudando a mejorar nuestra comprensión de sus necesidades exactas.
Y a través de la ciencia, podemos desarrollar políticas eficaces adaptadas a su realidad cambiante.
En resumen, los osos polares sí pueden nadar durante días entre icebergs, pero esto no representa una situación ideal ni sostenible para su especie.
Su resistencia física es admirable, pero se está viendo puesta a prueba por los efectos del cambio climático y la pérdida del hielo marino.
La historia de cada uno de estos nados es también una advertencia urgente sobre el futuro del Ártico, que depende no solo del instinto adaptable del oso polar, sino también de nuestras acciones como humanidad.

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